martes, 18 de febrero de 2014

Pequeño testamento

- Escribe en mi lápida este epitafio, que por mucho correr jamás he evitado que me alcance. Así al menos habré aprendido, aunque sea tarde. Así al menos habré aprendido, aunque no vaya a servirme.
Y me voy, me voy al infinito con esta norma en la frente, para compartir y ser compartido, para por fin ser querido y, por qué no, querer.
Para no volver, y que mi vista no tenga más donde caer muerta que hacia el frente, hacia el llegar a ser. Y no negarle a mi ya corta vida el juramento de alcanzar algún sueño, de esos del más allá de nuestro cuerpo, de los sentidos y los besos prohibidos con peligro.
Llegaré a vivir justo cuando ya esté muerto, y a sentir desprendiéndose mi alma de todo esto, tan bellamente imperfecto...

... Escribe en mi lápida que una promesa real y verdadera es aquella que jamás se promete, y vive. Vive sabiendo que el silencio esconde más que mensajes y la mirada más que detalles...

No hay comentarios:

Publicar un comentario