jueves, 26 de septiembre de 2013

Me dijeron...

Me dijeron "sonríe, tienes una sonrisa preciosa"... y sonreí sin preocuparme.
Me dijeron "no puedo creer que te trataran tan mal"... y aumentó mi autoestima.
Me dijeron "muchas personas deberían ser como tú"... y me sentí especial.
Me dijeron "eres adorable, y no quiero a otro chico en mi vida"... y me sentí único.
Me dijeron "lo que siento por ti no tiene barreras"... y me sentí afortunado.
Me dijeron "antes no te supieron cuidar, pero yo lo haré para el resto de nuestras vidas"... y me sentí protegido.
Me dijeron "te amo"... y amé sin condiciones.
Me dijeron "no estarás solo nunca mas"... y me sentí tranquilo.
Me dijeron "gracias por ser cómo eres conmigo, me siento muy afortunada"... y me sentí halagado.
Me dijeron "no me vas a perder nunca"... y me sentí seguro.
Me dijeron "si estoy aquí contigo es por algo, y lo sabes"... y olvidé mis complejos.
Me dijeron "te pienso hacer sonreír cada día"... y me sentí risueño.
Me dijeron "me has hecho darme cuenta de lo que es el amor"... y me sentí sabio.
Me dijeron "solo tú me haces sonreír"... y me sentí importante.
Me dijeron "no te vayas nunca de mi lado"... y sentí mi vida clara y orientada.

...

Me dijeron tantas cosas, de tantas maneras, que por algún sitio tenía que derrumbarse. Actualmente nada de lo que ha quedado dicho se sostiene en pié. Actualmente nada de lo relatado existe, y dejé de sentirme así hace tiempo. Todo pasó a un octavo o noveno plano, por lo menos. Mi rostro refleja la más pura impotencia y neutralidad al ver que las palabras pueden ser tan fuertes como débiles. Mi mente y mi alma se derrumban al cerciorarse de que todo era temporal, de que nada era lo suficientemente fuerte. Cada letra es una decepción más que se añade a mi diario de desilusiones. 

No siento nada, porque todo lo regalé. Todo lo ofrecí, ciego, ciego de palabras que me llenaron. Y solo fueron palabras. Me he quedado vacío, y lleno de preguntas, de dudas, de "tal vez" y de inquietudes. Soy un verdadero muñeco, usado hasta la saciedad, vaciado y desechado sin ningún tipo de resentimiento.
He confiado tantas veces, he creído tanto en las personas, que finalmente he encontrado el muro que me detendría. He encontrado mi pared, mi obstáculo más imponente. He perdido mis fuerzas para seguir creyendo, para seguir confiando, y para seguir sintiéndome seguro.

Lo único que creo es que somos utilidad hasta que alguien nos supera. Somos objetos en manos de otras mentes. Somos idiotas por creer y confiar. Soy el primero que conozco en mi vida, y a pesar de todo, espero ser el único que conozca hasta que muera.