martes, 3 de julio de 2012

Ni toda la música del mundo, ni toda palabra que pudiera oir, ni todo abrazo que pudiera sentir... Nada alcanzó, y nada lo sacó. Nada fue suficiente, y ahora tampoco ha tenido suficiente. Ahora en silencio solo puede gritar, y sus paredes se cansaron de oirlo.
Caminó un cruel sendero que con cada esquina de oscuridad le recordaba un presente que sabía a pasado y olía a futuro, un cansancio que se hacía presente en su pasividad, un esfuerzo que notó hacer sin ser así... Solo quería terminarlo.

Acabar con todo, ser el principio y el final de lo que le rodeaba, de lo que pensó ganar con su trabajo, y que en realidad consistía en la ilusión de ser alguien para alguien.
Palabras demasiado grandes para su pequeño espectro del mundo...

domingo, 1 de julio de 2012

Hola, ¿me recuerdas? ...
...
Ha pasado muchísimo tiempo desde la última vez que te vi, y me sorprende todo lo que has cambiado solamente a primera vista, ¿te va todo bien? Bueno, en realidad siempre aparezco cuando las cosas no van del todo bien, pero sé que prefieres contarlo a tu manera, a tu ritmo, sin ninguna prisa, y sobretodo sabiendo que la persona que te oye (o te lee) lo hace porque quiere, y no por obligación ni por fuerza.
Ya te conozco, y te sigo conociendo por mucho que pasen los años. Sé quién eres, aunque tú no sabes ni imaginas quién soy yo, pero eso ahora no importa.
Importa que desgloses tu mente en pedazos diminutos de un puzle de varias direcciones, varios enfoques. No te centres en formar la palabra "tristeza" de esas piezas, y céntrate en darle la vuelta al entramado de ideas.
Siendo como eres, apoyas toda fe y toda fuerza en fundamentos cuya única nobleza es solamente propia de ti, y sin embargo hundes tu energía de la misma manera en un pozo con la profundidad justa para no dejarte ver lo que hay fuera. Y aunque estés dentro del pozo, tú también estás fuera... y tú también eres el pozo.
No te asustes, no pierdas la calma, todo se explicará por partes.
...
Tú eres todo: tus sentidos, tu cuerpo, tu mente, tu alma, tu corazón, tus pensamientos, tus miedos, tus deseos, tus manías, tu entorno, tus fallos...
Eres más de lo que ves, y menos de lo que realmente desearías. Y solo tú puedes controlarte. Puedes ser quien mira o deja de mirar, quien aprende o deja de aprender, quien da o deja de dar, para empezar a recibir. Puedes detenerte y no ser más esclavo de tus sentimientos, o puedes idolatrar el corazón que te hace ser así de iluso. Puedes ser dependiente, o hacer a los demás dependientes... Puedes sonreír, o puedes llorar.
Pero, ¿es tan fácil como yo lo estoy pintando? Pues sabes que no, sé que no. Sé que son demasiado grandes estas cuatro paredes, sé que es un infierno vivir atrapado por un miedo que parte de tu interior, sé que llorar es un consuelo que no cumple los requisitos mínimos, sé que no sirve de nada moverse, y estar quieto solamente hace que la claustrofobia aumente.
Sé muchísimo sobre tu situación, y tanto de lo negativo como de los aspectos positivos que tú tan poco recuerdas ahora...
Tú eres quien eres, y eso no puedes cambiarlo. Puedes mejorar, o puedes empeorar... Pero nunca por nadie, sino por uno mismo. Puedes odiar facetas de ti que te desagraden, pero eliminarlas no es la solución, más bien hay que modificar esas partes.
Mírate al espejo, y observa el reflejo de alguien perdido. Encontrar tu identidad es lo más importante para dar el paso hacia delante, para formar de tu propio puzzle un camino lleno de luz.
No tienes que rendirte, porque si lo haces sabrás para el resto de los días que perdiste la oportunidad de demostrarte a ti mismo que eres tu mayor salvación...