viernes, 11 de septiembre de 2015

Hoy en día

No se mancha las manos de lo que nunca es suficiente, y guarda con cautela varios ases en la manga. Es quien más observa en esta mesa, aun a pesar de su charlatanería y su mirada medio perdida. Sus palabras lucen un terciopelo que le ha llevado años perfeccionar, y esa comodidad ahora le devuelve el trabajo casi hecho. Desfila un rostro que intimida, aunque nunca tiene un póker en su mano, y luce con orgullo que la mejor defensa es un buen ataque. Eso sí, os hará creer que no hay nada más que su inocencia bajo el manto de la rutina en su vida.

Habla de amor como si supiera lo que es. Como si, por recibir dolor, fuera "doctora honoris causa" en reírse de la vida y de quienes transitan en ella. Habla de vivir el momento y de olvidar el futuro. Habla de arrebatar el sentido de la existencia, con la facilidad con la que arrebataría un chupete.
Y no sabe. Ni siente, ni padece.
Ni el frío de la soledad ni el calor de la compañía. Ni cuánto suman en realidad dos personas, ni qué es multiplicar un alma por otra. No sabe conjugar miradas, ni la combinación de los labios. No sabe, pero es arrogante en su ignorancia, y entre cada letra de su "carpe diem" hay miles de sogas atadas a su cuello.
Atada, a su propio consuelo, a la inductividad ingénua y a la carencia de sentido, para algunos, "no común".

Y hasta el fin de sus días vivirá preguntándose en lo más profundo de su innegable alma, qué habría sido de todo, si todo hubiera sido otro qué. Sin el orgullo de ser un holograma, un saco de carne, una bolsa de boxeo, o un búcaro de ginebra. Sin la satisfacción de no alcanzar una meta por estatus social.

Habla de amor como si supiera, y lo que no sabe es que el amor nunca se habla.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Si es breve...

La luz se está apagando, es hora de atardecer,  horas han pasado desde que te vi correr.
Hacia ese tren que ahora nos separa, hacia el no saber si te volveré a ver…
… y qué tragedia se nos depara.
Conservo tu caricia, el albor de tu mirada, el empezar de nuevo tras cada tropiezo, tras cada parada. Tras cada silencio entre tú y yo, andanadas de fuegos artificiales:
como en una escapada,
sentir en este frío
que los latidos son reales.
Invicto en la teoría, caigo sobre la práctica,
y es que cuando algo vital falta
el tiempo se detiene solemne
y las luces se apagan.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Vivir

[…] " Y crees que todo está ganado, cuando cierras la puerta y casi todas las ventanas. ¿Quién gana en tu claustro? ¿Quién toma ventaja cuando todo lo que hay es oscuridad? ¿Quién puede contestar a eso?
Estás gritando, lo oigo. Gritas de dolor, de desesperación, de angustia. El miedo fluye por tus venas, congelando todo lo que encuentra a su paso. Segundo tras segundo, tu rostro olvida cada expresión, y tu mirada deja de ser tan curiosa. Con cada momento que pasa, el hielo sustituye tus huesos, y tu cálido aliento se convierte en una ventisca que sale suspiro a suspiro.
Puedo verte entre barrotes intocables. Puedo verte sentada, en paz, tranquila y despreocupada. Puedo verte convencida por esa seguridad que te da ser estática. Puedo verte a pesar de la oscuridad y ya no gritas. Crees haber olvidado el miedo desde que sabes que en esa oscuridad que te rodea nada te acecha. Pero se que tú no has nacido para perdurar congelada en el peor de los pozos. Sé que tú no quieres ser inmortal dentro de una estatua helada.
No has cerrado todas las ventanas, y notas mi presencia. Es ese calor que aún te sigue resultando familiar. Es el fuego que una vez vivió en tu interior, antes de que lo apagaran sin ninguna humanidad. No estoy aquí para poner excusas ante nada, sino para demostrar que solamente importa vivir, por encima de perdurar. ¿De qué te sirve ser inmortal, si nunca tendrás nada ni nadie para compartir cada segundo que te atraviesa? ¿De qué sirve un palacio de hielo si es inhabitable para el resto que te rodea? Tú estás viva, te mueves, avanzas, te equivocas, pero te levantas. No hay hielo que tome las cicatrices por ti. No hay hielo en el mundo que vaya a aprender por ti. No hay oscuridad donde tu corazón es libre como una brillante estrella fugaz.

No hay victoria en el enclaustramiento.
No hay victoria en la oscuridad.
No hay victoria, porque nunca hay lucha.
Y no hay lucha, porque te rendiste a destiempo.

Hay victoria si decides vivir.
Y mi mano en llamas para acabar con tu prisión helada, y toda tu oscuridad. "