sábado, 30 de noviembre de 2013

Escribiendo a la Luna.

Encendía algunas velas con un viejo encendedor mientras el silencio le daba otra noche más la bienvenida a su rincón. Allí, vida e imaginación hacían su particular intento de unión para desatar su interior en llamas, desbocado y agónico...
Sus manos frías como su aliento, pues esa vida le faltaba sin su lienzo lleno de fuego. Agarró la pluma y echó un último vistazo a la luna:

"He visto más de mil faros apagar su luz... Y, perdida esta, perdí mi rumbo hacia aquellos puertos que me prometían la gloria que jamás fui capaz de imaginar. Me deje guiar por un viento susurrante que vivía en mi oído, y cada noche me hablaba acerca de esos lugares maravillosos. ¿Podría por fin estar tranquilo? ¿Sería entonces ese el final? ¿Mi destino?
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Perdería mi barco, perdería mi hogar. Porque mi hogar flota en el mar del tiempo y me da cobijo en cada tempestad. Ha aguantado tormentas que arrasaron una y otra vez con sus velas, y nunca me rendí construyendo más telas para alzar. Porque cada paso me recuerda que nunca hay vuelta atrás, cada ola que surco me enseña a quitar mi mirada del mar... para ponerla más allá."

Volvía su vista a la luna, cómplice de sus palabras, de su luz interior. Y desde el exterior procedía una suave brisa que lo acarició durante escasos segundos. Sintió caricias... Sintió palabras... Sintió una nueva vida y desde la distancia un mensaje de pluma y sonrisa.

"¿Dónde está tu faro, alumbrando el puerto al que pertenece tu barco? ¿Dónde más para observar vería tus ojos clavados? Maldito el horizonte que baña nuestro mundo y el creer de los que dicen ser afortunados. Porque los engaña, pero no a ti viajero sin rumbo marcado. A ti te espera el cielo, ese punto en el que aún no te has fijado.
Cada estrella es el faro de tu puerto, porque puertos tantos hay como tus propios deseos. Marinero del tiempo que se detenga el mismo como tu sufrimiento, que por destinos tienes infinitos y tu barco es fuerte surcando hasta los vientos. Que tus ojos se cierren para dejar atrás los sentidos y armarse de sentimientos...

Para llegar a lo más alto no debemos ni podemos ser perfectos... solo creerlo."
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La luz de la mañana invadió su rostro. Abrió los ojos tras un duro intento y se incorporó. En su mano, aún, su pluma con la punta seca. En el papel:

"He visto más de mil faros apagar su luz... Y, perdida esta, perdí mi rumbo hacia aquellos puertos que me prometían la gloria que jamás fui capaz de imaginar. Me deje guiar por un viento susurrante que vivía en mi oído, y cada noche me hablaba acerca de esos lugares maravillosos. ¿Podría por fin estar tranquilo? ¿Sería entonces ese el final? ¿Mi destino? "

Observó de nuevo por su ventana, preguntando por la luna. La echaba de menos, por susurros y caricias. Por cariño y por sonrisas...
Por ser la única que le daba su mano para volar y pensó:

"Volveré esta noche para que me protejas y me cuides, porque si he de estar loco al menos déjame dormir entre tus brazos..."

viernes, 29 de noviembre de 2013

Muerto...

Decían por ahí que vivía inmerso en alucinaciones de su propio mundo. Que no oía ni veía, y su mirada solo decoraba su rostro. Tan perdida como su voz, que hacía años no traqueteba por los callejones del barrio. Las viejas lenguas hablaban de locura, los rumores que corrían lo situaban entre nuestro mundo y el más allá...

Pero escuchad, lo que a ese hombre le pasaba es que había muerto antes de que lo hiciera su cuerpo. El peor veneno, la peor maldición... El amor que se llevó todo su interior atado...

martes, 12 de noviembre de 2013

Dibujos...

Volvía caminando cabizbaja de un fatídico día de clases. Ya sabéis, siempre es duro ser diferente... siempre es duro no seguir al rebaño. Había soportado ya días y días de comentarios sin fondo, y jueces sin pensamiento. Objetivo de la rabia, rabia de envidia, y envidia porque ella destacaba... el resto no.


Ya había llegado a su casa, y no le costaba trabajo mantener esa sonrisa que todo lo ocultaba, y que todo mantenía en calma. En su habitación, su entorno más íntimo... testigo de mil risas y mil llantos... y testigo de su don.
Las paredes de su habitación exponían toda clase de obras. Arte de sus manos, expresión de su interior. Reflexiones trazadas de momentos en su vida, momentos dignos de ser recordados y sensaciones paralizadas en el tiempo y el espacio. Una vida dibujada, fotograma a fotograma, donde cada detalle bello se inmortalizaba sobre el fondo blanco, obra de sus manos de cristal, tan bellas como frágiles. 


Ese día sintió inquietud en su interior. Oscuridad y soledad en su máxima expresión... Y casi sin quererlo dibujó. Ella sabía que en su vida siempre supo compartir su corazón dorado, su tesoro mas preciado... por ser leal y noble... por buscar sonrisas y sentir con sentido su vida. Y en un acto casi involuntario dibujó una silueta con su corazón en sus manos... y una sonrisa en su rostro. Era ella... Su espejo más fiel a base de trazados en sus manos... Su don aplicado y un escalofrío que la recorrió al verse tan bien reflejada. Su dibujo la conmovió al hacerla pensar que jamás encontraría a alguien como ella y después de haber terminado lo arrugó con muchísima rabia y lo lanzó por su ventana, harta de ser alguien tan distinta de los demás...
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Una vida que siguió adelante sin muchos sobresaltos. Una rutina que se repetía pero ella supo armarse de valor para defenderse. Dibujó a su alrededor una armadura infranqueable y pudo sonreir aunque a veces incluso su sonrisa fuera un dibujo. Pero un día...
No había nadie en casa, solo ella. Se encontraba estudiando algunos tests de su carrera... y el timbre sonó. Al abrir la puerta encontró a una chica. Desconocida pero familiar, demacrada al parecer y algo débil, aunque se mantenía en pie.  Cuando ella se quedó mirando a la chica, esta comenzó a hablar:

"... Eres tú. No puedo creer que seas tú finalmente. Pasé años buscándote. Cuando nací, nací con mi corazón en las manos... y pensé en ti. No te conocía, pero sabía que debía encontrarte. Se que esto puede sonarte algo aterrador, pero no tienes de qué preocuparte. Estoy aqui para darte algo que te pertenece. Con todos estos años buscándote he aprendido que este corazón no es solo mío, sino que también es tuyo."

Sacó de su bolsillo un papel doblado, y en él,  un dibujo de un corazón... pero esta vez nadie lo sostenía.

"He mantenido esta sonrisa que ahora ves y que tú me brindaste durante tanto tiempo solo por devolvértela. Me diste la vida con un corazón único y lleno de bondad... y una sonrisa brillante que me alumbró en mi camino. He vuelto a ti, que me hiciste vivir, para devolverte la vida, la razón para sonreír y el resto de tu corazón."

Cuando acabó de decirlo todo, le acercó el papel con el corazón dibujado y al levantar la vista la chica ya no estaba. Miró atentamente el corazón y sintió que algo la inundaba. Un calor... una sensación de paz... y su sonrisa afloró por primera vez en mucho tiempo sin que ella pudiera evitarlo.

Supo entonces que su destino era tener el corazón más bello que había existido jamás y la sonrisa más pura que había alumbrado alguna vez su vida... tesoros de incalculable valor... al igual que ella misma.