martes, 12 de noviembre de 2013

Dibujos...

Volvía caminando cabizbaja de un fatídico día de clases. Ya sabéis, siempre es duro ser diferente... siempre es duro no seguir al rebaño. Había soportado ya días y días de comentarios sin fondo, y jueces sin pensamiento. Objetivo de la rabia, rabia de envidia, y envidia porque ella destacaba... el resto no.


Ya había llegado a su casa, y no le costaba trabajo mantener esa sonrisa que todo lo ocultaba, y que todo mantenía en calma. En su habitación, su entorno más íntimo... testigo de mil risas y mil llantos... y testigo de su don.
Las paredes de su habitación exponían toda clase de obras. Arte de sus manos, expresión de su interior. Reflexiones trazadas de momentos en su vida, momentos dignos de ser recordados y sensaciones paralizadas en el tiempo y el espacio. Una vida dibujada, fotograma a fotograma, donde cada detalle bello se inmortalizaba sobre el fondo blanco, obra de sus manos de cristal, tan bellas como frágiles. 


Ese día sintió inquietud en su interior. Oscuridad y soledad en su máxima expresión... Y casi sin quererlo dibujó. Ella sabía que en su vida siempre supo compartir su corazón dorado, su tesoro mas preciado... por ser leal y noble... por buscar sonrisas y sentir con sentido su vida. Y en un acto casi involuntario dibujó una silueta con su corazón en sus manos... y una sonrisa en su rostro. Era ella... Su espejo más fiel a base de trazados en sus manos... Su don aplicado y un escalofrío que la recorrió al verse tan bien reflejada. Su dibujo la conmovió al hacerla pensar que jamás encontraría a alguien como ella y después de haber terminado lo arrugó con muchísima rabia y lo lanzó por su ventana, harta de ser alguien tan distinta de los demás...
...

Una vida que siguió adelante sin muchos sobresaltos. Una rutina que se repetía pero ella supo armarse de valor para defenderse. Dibujó a su alrededor una armadura infranqueable y pudo sonreir aunque a veces incluso su sonrisa fuera un dibujo. Pero un día...
No había nadie en casa, solo ella. Se encontraba estudiando algunos tests de su carrera... y el timbre sonó. Al abrir la puerta encontró a una chica. Desconocida pero familiar, demacrada al parecer y algo débil, aunque se mantenía en pie.  Cuando ella se quedó mirando a la chica, esta comenzó a hablar:

"... Eres tú. No puedo creer que seas tú finalmente. Pasé años buscándote. Cuando nací, nací con mi corazón en las manos... y pensé en ti. No te conocía, pero sabía que debía encontrarte. Se que esto puede sonarte algo aterrador, pero no tienes de qué preocuparte. Estoy aqui para darte algo que te pertenece. Con todos estos años buscándote he aprendido que este corazón no es solo mío, sino que también es tuyo."

Sacó de su bolsillo un papel doblado, y en él,  un dibujo de un corazón... pero esta vez nadie lo sostenía.

"He mantenido esta sonrisa que ahora ves y que tú me brindaste durante tanto tiempo solo por devolvértela. Me diste la vida con un corazón único y lleno de bondad... y una sonrisa brillante que me alumbró en mi camino. He vuelto a ti, que me hiciste vivir, para devolverte la vida, la razón para sonreír y el resto de tu corazón."

Cuando acabó de decirlo todo, le acercó el papel con el corazón dibujado y al levantar la vista la chica ya no estaba. Miró atentamente el corazón y sintió que algo la inundaba. Un calor... una sensación de paz... y su sonrisa afloró por primera vez en mucho tiempo sin que ella pudiera evitarlo.

Supo entonces que su destino era tener el corazón más bello que había existido jamás y la sonrisa más pura que había alumbrado alguna vez su vida... tesoros de incalculable valor... al igual que ella misma.

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