viernes, 29 de noviembre de 2013

Muerto...

Decían por ahí que vivía inmerso en alucinaciones de su propio mundo. Que no oía ni veía, y su mirada solo decoraba su rostro. Tan perdida como su voz, que hacía años no traqueteba por los callejones del barrio. Las viejas lenguas hablaban de locura, los rumores que corrían lo situaban entre nuestro mundo y el más allá...

Pero escuchad, lo que a ese hombre le pasaba es que había muerto antes de que lo hiciera su cuerpo. El peor veneno, la peor maldición... El amor que se llevó todo su interior atado...

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