viernes, 11 de mayo de 2012

No dijo ni una palabra. No solto su último aliento allí.
El barco se partía a trozos, y por más que achicaba agua, no podía salvar su nave... Era demasiado tarde.
La llevó contra viento y marea por senderos que jamás imaginó. Soportó tempestades y recorrió páramos infernales...
Fue al encuentro con el arrecife que rodeaba la isla más bella que jamás vió un marinero... Quiso tanto acercarse, disfrutar de aquel paraíso... Fue tan grande el deseo de alcanzar sus sueños, que se hundía aún con la sonrisa en su rostro. Pensó en la dureza de su barco, en la dureza de su ser. Pensó en su extensión, y se vió acabado por momentos. El marinero, carente de esperanza, era mecánico en su proceso de sacar agua de su barco: no pensaba por qué, no pensaba para qué, solamente lo hacía.

El mar bañó la mente del marinero con el frío de su realidad, y paralizaba al náufrago en su intento por salvarse... Vió sus fuerzas mermadas y su vista se perdía en la claridad del cielo que se dejaba ver a través de la superficie del mar. Todo estaría acabado en cuestión de minutos.
No por más recordarlo lo creería más, cuando unas manos lo agarraron con fuerza antes de hundirse definitivamente. Tras un zarandeo, el marinero sintió ser sacado a flote y trasladado a la isla. No supo qué lo llevaba, qué le había salvado. Sólo oyó el susurro de silencio que le marcó para el resto de su vida.

Se recompuso definitivamente y despertó horas más tarde en la costa de la isla. La playa lo arropaba con cálidas y limpias ondas de arena en la superficie. El sonido del oleaje provenía del arrecife y su corriente era suave en la playa. El cielo brillaba azul, y el sol bañaba todo lo visible de vida. Una suave brisa provocaba la armonía de las plantas en la selva, al otro lado de su vista, y en conjunto lo rodeaba la sinfonía de la naturaleza.
Tan perfecta como el marinero imaginaba, la isla fue un sueño hecho realidad para el náufrago casi desaparecido... ¿Quién lo llevó allí?

Cuando divisió una silueta a lo lejos, que venía corriendo hacia el marinero, sus ojos se tornaron como platos y no descansó la vista ni un segundo, analizando lo que le resultó ser la mujer más bella que jamás vió.

-Casi no lo cuentas, ¿eh?

El marinero, sin respiración, atónito por la belleza de su salvadora, solamente se limitó a mirarla y pensar qué tipo de sueño era el que estaba viviendo...

-Nadie antes ha intentado acercarse tanto como tú a esta isla. Todos los marineros la ven a lo lejos, pero el arrecife los asusta, y deciden no venir. Tú sin embargo lo has intentado, y has sido el primero en hacerlo. Mis sospechas se hicieron realidad cuando ví tu embarcación destrozada en cuestión de segundos. Te vi realmente en apuros tratando de salvar tu cascarón, y me pareció vil dejarte a tu suerte...
Me honra que estés aquí, me enorgullece saber que mi isla es objeto de deseo de alguien. Esta isla es el reflejo de mi alma, es la viva imagen de mi, de la única que vive aquí. Es el equilibrio entre deseos y objetivos. Te ha atraido esta isla, o puede que en realidad te atraiga yo... El destino puede ser el titiritero y nosotros sus marionetas...


No hay comentarios:

Publicar un comentario