domingo, 27 de octubre de 2019

"Vienes a mi casa
sin limpiarte los zapatos.
Traes vino medio qué,
y una sonrisa de broche
para el vestido de croché.
Dejo pasar lo de los zapatos,
que no se te olvide.
'¿Te sirvo?' y no me das ni tiempo:
la botella en tu mano se calienta
levemente,
como mis mejillas cuando veo
que me sirves también.
La iniciativa de una guerrillera,
mejores altercados comenzaron
guerras devastadoras;
pero ninguna como la de esta mesa
entre tu plato y el mío.
'¿Soy yo o esto sube muy rápido?'
y la risa se apodera despacio
de los temas cliché
y las últimas tendencias
sociales que rondan por nuestras bocas.
Te miro solo cuando tú no lo haces,
tratando de buscar
más temas de conversación.
Y el silencio se me hace como un día
sin agua.
Un calor asfixiante,
que se disipa y vuelve
tan rápido como respiras,
tratando también de poner una palabra
sobre la mesa que nos vuelva a unir.
Eres un torbellino
bebamos o no,
y ya da igual lo de los zapatos.
Ya da igual hablar.
Ya da igual la cena.
El torbellino de tu voz me deja sin aliento,
y yo tan feliz por perderme,
por quedar inconsciente,
He olvidado cómo ser un caballero
pero por lo menos puedo ser
yo mismo:
más de lo que puedo pedir
a un mundo que lucha por dar la espalda
a la verdad.
Y la verdad...
más de lo que el mundo podría darme
en su estado más ideal.
'El vino se ha acabado' y tú me respondes:
'pero nosotros no'.
Ya ni siquiera es mi casa del todo,
¿verdad? "

No hay comentarios:

Publicar un comentario