domingo, 27 de octubre de 2019

asads

"Oh amor,
el de verdad.
Me cogiste
en bragas
con la ventana abierta
y un cubata
decorando mi mano.
Qué pesado
y cuánto me gusta,
coño.
No avisaste
y eso que te di mi número
contadísimas veces,
mamona.
Y ahora te has presentado
yo que me iba a mudar
a la sierra por coño
yo solo
y algún juego
pa echarlo hasta morirme
de la pena.
Y a ti no te doy pena
que ni me has dejado respirar
entre tanto humo de tren
y cigarros exóticos.
Qué me traes,
a ver,
ya veo.
No me mires así,
no […]
Vale sí.
Tú ganas,
pedazo de fullero.
Tú ganas, me quedo
contigo
una vez más,
y nada de trucos raros.
Ya desempaco
lo recogido,
y pongo un té
con pastas,
aunque sean rancias.
Ya me conoces,
no me cuido
ni a mi mismo
ni a ti.
Pero veo que te sabes manejar
a solas.
La encontraste al límite,
como a mi,
hijoputa,
y bien que te gusta juntar
tanta inestabilidad
para autocomplacerte
creyendo en nuestra especie.
Y yo con estos pelos,
estos pensamientos,
estas expectativas
de vida de chamán
montañero
con suscripción al
Discovery Max.
Lo dicho,
eres una mamona.
Oportunista
y certero.
Justo en mi momento
de poder empezar de nuevo,
pones un clavo
en mi camino
y yo como un subnormal
me caigo.
Soy feliz.
¿Soy feliz?
No me lo puedo creer.
De repente.
Y todo por tu culpa,
magnífica
y absoluta culpa.

Gracias."

No hay comentarios:

Publicar un comentario