martes, 17 de noviembre de 2015

Todos creen en la existencia de acontecimientos que encajan en sus vidas. Todos creen que consiste en salir ahí afuera, y probar hasta dar con la tecla. Usan cada palabra que creen oportuno, cada mirada concreta, cada sonrisa si es necesario, para probar, dar oportunidades y tratar de calmar su búsqueda.
Buscan algo ya hecho, algo que supuestamente existe acorde a lo que sus vidas necesitan. Buscan, cuando en realidad no existe tal paraíso por sí mismo.

Porque en la vida real nacemos, y crecemos con la idea en la cabeza de encontrar lo que nos equilibre. De encontrar todo lo que necesitamos, porque está "ahí afuera y nos está esperando." Crecemos con la idea de que nuestro amor verdadero está rondando las calles de nuestro mundo, igual de perdido que nosotros, esperando con una esperanza innata a cruzarse con nosotros en la siguiente esquina. Y nos pasamos la vida probando uno, luego otro, luego otro y luego otro, a cada cual ofreciéndoles un trato más desgastado y frío, más parecido a un contrato de prueba que a un encuentro entre personas. Nos pasamos la vida sollozando y a llantos con la mirada perdida en el cielo, y preguntando a nadie en concreto "qué hicimos" para que nuestro ya diseñado amor no nos llegue. Nadie se para a construir.

"Partiendo de una premisa errónea, solo podemos llegar a conclusiones equivocadas."
No está diseñado, ni hecho de antemano. No hay una receta previa, ni un plan elaborado con final feliz como en las películas. Nos pasamos la vida con uno, luego otro, luego otro y luego otro, decepción tras decepción, porque no dejamos de pedir. Pedimos porque creemos que eventualmente alguien nos va a proporcionar lo que necesitamos de entrada. Y lo que necesitamos se suple con un elemento indispensable en todo este asunto: el tiempo.
Tiempo, que significa construir. Construir, que significa pausa, calma, estático, tranquilidad, diálogo, tolerancia y respeto.

No está ahí afuera. Más bien, nace de nuestro interés interno. Ese paraíso viene de la mano del tiempo que empleamos, no solamente por y para conocer a los demás, sino que principalmente a nosotros mismos. Creemos que la vida consiste en encontrar piezas sueltas que cada cierto tiempo van encajando con nosotros, desde el amor, hasta el trabajo incluso. Creemos que la vida es una búsqueda, tanto de esos elementos, como de algo más general: la propia felicidad como objeto. Y solo cuando nos damos cuenta de que no es una búsqueda, y sí es una construcción, comprendemos que el amor y las personas no funcionan pasando sin cesar uno y luego otro, luego otro y luego otro. Solo así descubrimos que incluso en los rincones más oscuros, alguien existe para dar la vuelta a nuestras vidas, y solo podemos descubrirlo si nos atrevemos a ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario